miércoles, 27 de mayo de 2009

"Un líder tiene que mirar todos los detalles, ahí está la diferencia"


Entrevista a Javier Braun, director de Avaya, nos habla de una ecuación mágica que todo profesional debe lograr.

-¿Dónde radica el éxito en las empresas de hoy?

-Pasa por un mix de cosas. Primero pasa por contar con buen un producto, y yo no vendo un producto que no compro. Segundo por tener buena gente, los mejores recursos humanos que pueda haber en el mercado. Creo que quienes estamos al frente de las compañías tenemos esa función, que es lograr ese mix y liderar de acá en adelante es mucho más fácil

-¿Qué significa, desde lo personal, liderar?

-Me divierto mucho haciendo lo que hago. Divertirme es la primera condición que necesito para trabajar en un lugar, y acá lo consigo. Hay una ecuación mágica que uno tiene que lograr a nivel profesional y que consiste en hacer lo que a uno le gusta, divertirse haciéndolo y que le paguen por hacerlo. Quien consigue las tres cosas, está en la mejor de las situaciones. Hasta ahora, salvo los 32 meses que estuve sin trabajo, puedo decir que toda mi vida logré esa ecuación. Alguna vez alguien me dijo que un líder tiene que mirar los detalles, porque es ahí donde está la diferencia. Yo estoy en los detalles, quizá demasiado a veces. Lo más importante fue aprender a manejar recursos humanos. Esto es lo más difícil y se aprende en el andar. Muchas veces vuelvo a casa con la sensación de estar cansado, no por el trabajo diario sino por la cantidad de problemas y cuestiones vinculadas a la gente. Tener más de 100 personas a cargo hace que tenga que estar muy atento. Es un aprendizaje. La segunda está en armar un equipo de afinidad. Tengo un grupo con el cual me siento absolutamente respaldado, y ellos también saben que están respaldados. Y esto es fundamental.

-¿Qué aptitudes busca y prioriza en su grupo más cercano, en su “equipo de afinidad”?

-Esas personas tienen que haberme demostrado el conocimiento total del área en la que les otorgué el liderazgo, como así también compromiso cien por ciento, con Avaya, conmigo y con los clientes. Si uno de los tres no está, estamos mal. Y el tercero es trabajar en la mutua confianza. De eso se trata, si no hay esa confianza es muy difícil.

-¿Cómo definiría su liderazgo?

-Cuando me nombraron director general me puse una meta, que consigné en la pared de mi oficina y que consiste en conseguir que se hagan las cosas no es una cuestión de poder o rango sino de pasión, imaginación y persistencia. No soy un tipo autoritario en mi liderazgo. Soy más de unir grupos que de confrontar. Si no te presto atención, preocupate porque puede ser el comienzo de que algo esté mal. El liderazgo lo hago desde el ejemplo, por la forma en que me involucro en cada tema. Y una de las cosas que más aprendí en mi época de desempleo es que el cargo es algo que te ponés y te sacás. Hoy sos barrendero y mañana presidente. Si bien hay cosas en las que uno toma una posición y en las que no somos todos amigos, esto no quita que me desligue de tareas menores por ser el director general, porque a mí me gusta lo que hago.

-¿De qué manera influye el liderazgo en la motivación de los empleados?


-Es clave que el líder sea un buen representante de la cultura de la compañía, alguien que sabe hacia dónde se va. Vengo a la empresa a divertirme y pretendo que los que trabajan conmigo se diviertan. Soy un convencido de que en la diversión y en la alegría las cosas se hacen con mayor compromiso y responsabilidad. En Avaya trabajamos con el concepto del A Team, y cada director tiene que tratar de encontrar quienes son esas personas que lo integran. Yo tengo dentro de mi estructura bien claro quienes son, y a su vez tengo una gran cantidad de gente en el B, y lo que trato de hacer es desarrollar esos B para que sean A. Y la otra opción que también funciona, y mucho, es el efecto contagio. La realidad es que tengo que encontrar entre todos los que están abajo mío alguien que el día de mañana haga mi trabajo. Alguien que esté listo para cubrir mi posición cuando yo encuentre una más arriba.

-¿Hubo alguna persona o líder que marcó fuertemente su carrera?

-Sin dudas que el ex director de Avaya, hoy fallecido, Horacio Molinari, quien fue a su vez mi carreer manager en IBM. Más que un jefe fue un amigo. Un tipo que tenía tres cosas muy marcadas para aprender de él. La primera era que era un tipo cien por ciento fuerza, si el planteaba algo y vos tardabas dos segundos en reaccionar, ya te había pasado por arriba, te obligaba a reaccionar más rápido. A mi hoy me pasa eso. Cuando quizás alguien me viene a plantear un problema y va por la segunda oración, yo ya me levanté a buscar a la persona que lo tiene que resolver. Creo que esto lo aprendí de él y la realidad es que me ayuda a encontrarle la solución a problemas muchísimo más rápido. La segunda cosa que aprendí de él es a ponerle mucha pasión a todo lo que hago y esta misma energía es la que me generar la adrenalina para mantener mi nivel de diversión y entusiasmo. La tercera fue que nunca teniéndolo como jefe me tuve que preocupar por plantearle una mejora en mi salario o decirle que quería hacer otro trabajo. Nunca. El siempre estaba un paso adelante. Y hoy yo busco hacer lo mismo con mi gente.

-¿Y cómo actúa ante una situación de crisis?

-Lo primero que reconozco es que esas situaciones no me ponen nervioso. Lo que hago es buscar a mi grupo de afinidad, comparto un par de ideas, tomo algunos conceptos o comentarios y soy rápido para decidir cual es el siguiente paso. Cuando estás como número uno, no hay muchas cosas que puedas conversar con el resto de las personas. A medida que vas subiendo, contás con menos gente con quien conversar, por lo que mucho tiempo se invierte con uno mismo, lo cual en cierto sentido es malo porque jugás un ajedrez cerebral.

-¿Recuerda cuál fue el momento más difícil que vivió en su carrera?

-Si. Fue el día que se murió mi jefe. A los diez minutos me dijeron que era el nuevo director general y tuve que enfrentar a toda la gente, decirle lo que había pasado, de qué forma íbamos a trabajar y cómo iba a ser la nueva organización. Uno no está preparado para que de un día para el otro se le muera el jefe. Fue una situación de crisis en la que la gente se quedó muy shockeada. Horacio era un tipo con una imagen enorme en la compañía, había logrado posicionarla en el país de una manera impresionante, era un agente de cambio y que si no reaccionabas con rapidez te llevaba puesto. Aunque no fue nada fácil perder esta imagen, fue un momento interesante que tuve que atravesar.

-¿Cómo hace para balancear su vida personal y familiar con su trabajo?
-Es muy difícil encontrar ese equilibrio, pero hoy, después de haber pasado 32 meses sin trabajo, lo veo totalmente opuesto a lo que pensaba antes de esa experiencia. No me considero un workaholic, pero como me encanta lo que hago, no me quejo, lo disfruto. En las vacaciones, por ejemplo, no estuve desconectado, no me olvidé de mi compañía porque no lo puedo hacer, y sin embargo la pasé muy bien, descansé y disfruté mucho.

-¿Qué le recomendaría al resto de los ejecutivos y profesionales, sobre todo a aquellos más jóvenes?
-Me animaría a insistir para que la gente joven luche por hacer lo que le gusta, por encontrar qué es lo que le gusta y hacer lo imposible por lograrlo. En la medida en que uno hace lo que le gusta encuentra diversión, y la ecuación se convierte en perfecta. Recuerden, hacer lo que a uno le gusta, divertirse haciéndolo y que le paguen por hacerlo.

Fuente:Cecilia Novoa© infobaeprofesional.com

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"Lo que diferencia a una empresa que tiene éxito de otra que no lo tiene son, ante todos, sus recursos humanos".
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