lunes, 25 de octubre de 2010

"El Triple Filtro" de Sócrates


En la antigua Grecia (469 – 399 AC), Sócrates era un maestro reconocido por su sabiduría. Un día, el gran filósofo se encontró con un conocido, que le dijo muy excitado:


- “Sócrates, ¿sabes lo que acabo de oír de uno de tus alumnos?”


- “Un momento” respondió Sócrates. “Antes de decirme nada me gustaría que pasaras una pequeña prueba. Se llama la prueba del triple filtro”.


- “¿Triple filtro?”?


- “Eso es”, continuó Sócrates. “Antes de contarme lo que sea sobre mí alumno, es una buena idea pensarlo un poco y filtrar lo que vayas a decirme.

El primer filtro es el de la Verdad. ¿Estás completamente seguro que lo que vas a decirme es cierto?".


- “No, me acabo de enterar y…”.


- “Bien”, dijo Sócrates. “Así que no sabes si es cierto lo que quieres contarme. Veamos el segundo filtro, que es el de la Bondad. ¿Quieres contarme algo bueno de mi alumno?”.


- “No. Todo lo contrario…”.


- “Con que” le interrumpió Sócrates, “quieres contarme algo malo de él, que no sabes siquiera si es cierto. Aún puedes pasar la prueba, pues queda un tercer filtro: el filtro de la Utilidad. ¿Me va a ser útil esto que me quieres contar de mi alumno?”


- “No. No mucho.”


- “Por lo tanto” concluyó Sócrates, “si lo que quieres contarme puede no ser cierto, no es bueno, ni es útil, ¿para qué contarlo?”.

-Anónimo-

miércoles, 20 de octubre de 2010

Los 7 hábitos de los desempleados altamente efectivos

No hay nada más importante para un desempleado que su postura ante una realidad que le es adversa. Como he comentado en artículos anteriores, el despido o el retiro voluntario deben ser vistos como una oportunidad para renovarse, mirar el camino y seguir adelante. Pero ello exige una serie de actitudes que no pueden ser desconocidas en el cambiante mundo de hoy.

Actitudes cuyo valor imprime en quienes las practican esa energía propia de quienes ven el fracaso como un éxito diferido, con una visión de triunfo futuro, donde el retraso permite madurar ideas, acumular experiencias y aprender. He aquí los hábitos comunes de las personas que no se rinden, que aun cuando observan una economía deprimida y una altísima escasez de ofertas, no esperan impacientes el futuro, sino que lo crean.

– Primer hábito: procuran presencia virtual. El profesional de hoy sabe que las costumbres han cambiado, que ya no se trata de llenar planillas en las empresas y esperar ser considerado para posiciones vacantes. Las organizaciones modernas poseen o acceden a servicios en línea cuya facilidad de establecer los criterios de búsqueda hacen más rápido ubicar a los candidatos que requieren evaluar. Es por ello que estar presentes y mantener una información actualizada en los sites de empleos de mayor demanda, es un requisito indispensable para quienes desean tener acceso a las empresas que requieren personal. Esto también implica conocer el ciclo de actualización de las mismas y visitarlas recurrentemente.

– Segundo hábito: usan el correo electrónico. Atrás quedaron las largas listas de números telefónicos que pretendían facilitar el contacto con el aspirante y las repetidas impresiones del resumen curricular. El profesional actual posee un correo electrónico, por el cual envía y recibe la información laboral que requiere o le es solicitada. Sabe que la mayoría de las empresas han ido asimilando el concepto de recepción curricular online, ya que ello reduce costos de espacio por concepto de archivos y evita interminables colas de candidatos.

– Tercer hábito: invierten en medios especializados. Aun cuando la tendencia empresarial se orienta más a poseer anuncios virtuales en páginas web, la presencia de medios impresos especializados no ha dejado de existir. La adquisición constante de tales publicaciones permite tener acceso a aquellas búsquedas que pueden o no estar presentes en la red reduciendo el costo de oportunidad. En alguno de ellos el profesional puede mercadearse, lo que amplía las probabilidades de éxito.

– Cuarto hábito: se mantienen actualizados. Una vez desempleado, este profesional asume de inmediato la necesidad de mantenerse actualizado. Ello se debe a que los períodos de espera pueden superar el año, de acuerdo al nivel o posición donde se presten servicios, o a la situación del mercado laboral, por lo que resulta ineludible consultar medios electrónicos o impresos que faciliten información reciente relacionada con el ejercicio profesional, así como la visita y participación en foros, charlas y cursos, entre otros. La adquisición o consulta de literatura relacionada con su profesión está incluida en este hábito, pues si no posee disponibilidad económica para comprarla, visita con regularidad bibliotecas u otras fuentes.

– Quinto hábito: desarrollan una mente abierta. Este es uno de los hábitos más exigentes, pues impulsa al profesional desempleado a explorar alternativas distintas a su experiencia y especialidad, ofreciéndole la oportunidad de probar suerte en otras áreas donde no ha desarrollado totalmente sus competencias. Esta actitud facilita la inserción en el mercado laboral y permite mantener activa la mente e incrementa la motivación. Además de lo anterior, pone en contacto al individuo con otras personas, quienes pueden servir de enlace o referencia en futuras contrataciones.

– Sexto hábito: están en constante autoevaluación. El desempleado altamente efectivo está en la búsqueda constante del mejoramiento de su imagen, vocabulario y lenguaje corporal. Se autoevalúa, conoce sus debilidades y fortalezas, lucha por superar las primeras y maximizar las últimas. Se adelanta a los requerimientos del mercado y procura complementar su experiencia adquiriendo nuevos conocimientos, a fin de cumplir con los actuales requisitos de multihabilidad y experticia.

– Séptimo hábito: mantienen una actitud positiva. Este profesional desempleado está al tanto de la situación laboral que posee su entorno, posee una visión holística de la realidad, por lo que califica de positiva cualquier experiencia, entrevista o selección que no lo favorezca. Ello en vez de desanimarlo lo impulsa a continuar y alimenta su autoestima, pues extrae el aprendizaje y se enriquece con él.

El desempleo es un estado transitorio, el cual depende principalmente de dos factores: el primero (en lo cual poseemos poca injerencia) está representado por la realidad social de un país, incluyendo el uso coherente de políticas de inversión que impulsen el desarrollo económico de las empresas para que éstas puedan abrir su fuente de empleos.

El segundo factor corresponde a la actitud personal con que se enfrente la desocupación. El empleo no llega por azar en la mayoría de los casos, de lo contrario el mercado laboral no sería tan competitivo. La contratación es el producto de la preparación, la habilidad, la agudeza visual ante la oportunidad, la sensibilidad y empatía que posea el aspirante. Si a ello le sumamos los siete hábitos comentados anteriormente, podemos asegurar que el éxito tocará la puerta en cualquier momento.

Por Félix Socorro

"Lo que diferencia a una empresa que tiene éxito de otra que no lo tiene son, ante todos, sus recursos humanos".
-Anónimo-