Trabajando con el ENEMIGO!


En la vida cotidiana, particularmente en las relaciones interpersonales en el trabajo, los conflictos de personalidad asumen diversas formas de expresión: rivalidad, deslealtad, intolerancia, intrigas, celos o posiciones de dominio o sumisión.

Es difícil que en una empresa, oficina o cualquier otro lugar de trabajo, no ocurran tales conflictos. Existen personas de por sí difíciles, cuyos conflictos psicológicos se reflejan en sus relaciones convirtiéndolas en luchas. Se trata de personas que invierten tiempo y energía en sembrar cizaña, para crear enemistades y urdir intrigas.

Además, pocas veces están contentas con las cosas, a todo le encuentran fallas y sufren de cierto grado de delirio paranoide, es decir, aseguran que existe un complot contra ellas o que algunas actitudes de sus compañeros están dirigidas en su contra. Disfrutan cuando una compañera sufre un mal momento y no dejan pasar oportunidades para congraciarse con sus jefes o superiores, aunque a sus espaldas los odien.

Suelen rodearse de personas afines, ya que parte de sus estrategias consiste en buscar aliados, y cuando alguien se niega la tildan de enemiga o contrincante.

En el fondo de esas conductas insanas se esconde un trastorno de personalidad particular. Por ejemplo, las personas con trastorno de personalidad pasivo-agresivo, son las clásicas aguafiestas, no se atreven a ser explícitas en sus demandas y jamás confrontan abiertamente a sus compañeros.

Por el contrario, urden estrategias de venganza solapada, boicotean las situaciones, se equivocan a propósito, incumplen con sus responsabilidades con el propósito de irritar a sus jefes o compañeros y se limitan a dar excusas infantiles.

En su interior son personas llenas de resentimiento hacia cualquier persona considerada por ellas como autoridad, sea ésta su jefe o algún compañero con un mejor puesto o salario.
Padecen de un complejo de inferioridad psicológica, pero no tratan de superarlo, sino más bien buscan culpables de su mal en las demás personas.

Por otro lado, las personas con un trastorno de personalidad sociopático, consideran a los demás como sus sirvientes, buscan siempre la forma de lograr y mantener situaciones de poder y de dominio, sin importar los medios utilizados para conseguirlo.

Incluso llegan a la agresión física o a la ofensa, el cinismo, la humillación y la calumnia, pero nunca reconocen sus faltas y aseguran que sus actos, por oscuros que sean, están plenamente justificados. Otras personas, las que sufren de dependencia, son víctimas de las personas sociopáticas, quienes las utilizan para su propia conveniencia.

La abnegación que profesan es total. Pero si se da una baja o pérdida de esa seguridad puede afectar tan profundamente su estabilidad psíquica que pueden ser víctimas de intensas depresiones. Se valen de métodos poco convencionales en la recuperación de esa seguridad, sin tomar en consideración las implicaciones que tenga en el ambiente laboral.

Como manejarlos

En primer lugar es importante tener conciencia de la diversidad de carácter y personalidad de los seres humanos.

Asimismo, es importante saber que esa variedad tiene sus raíces en factores tanto genéticos, como psicológicos. Los trastornos de personalidad son disfunciones de la vida psíquica interior, que se han establecido por predisposición genética y por los patrones de crianza experimentados por las personas.

Las personas disfuncionales o conflictivas no conocen otra forma más saludable de comportamiento y, lo que es más difícil, creen que sus reacciones son normales y por lo tanto no necesitan cambiar.

Por supuesto que existen ciertos conflictos o roces, hasta cierto punto inevitables, en las relaciones entre los compañeros de trabajo y que no necesariamente significan que existan trastornos de la personalidad entre quienes protagonizan dichos incidentes.

Todos nosotros podemos tener rachas de mal humor, inconformismo y hasta vernos involucrados eventualmente en situaciones de chisme y rumores. Sin embargo, cuando esas conductas se vuelven habituales y asumen características de estrategias de comportamiento, debe sospecharse que se trata de cierto rasgo de personalidad disfuncional.

Tal descubrimiento debe alertarnos para inmediatamente corregir el rumbo de nuestra vida emocional, o bien buscar ayuda psicológica profesional si fuera el caso.

Recursos humanos

¿Qué del papel de la empresa ante esta situación?, ¿de quién es la responsabilidad de proponer soluciones? El reto de manejar un departamento de recursos humanos es que los seres humanos somos impredecibles.

La contratación de nuevo personal se rige según el perfil del puesto o plaza vacante, ya que en él se describen las características que debe poseer la persona que lo ocupe.

Las pruebas y los test de personalidad no son bolas mágicas que predicen las intenciones que un candidato al puesto pueda tener si pasa a formar parte de la compañía.

En cierta medida se pueden detectar rasgos que a la larga puedan resultar conflictivos en las relaciones laborales, pero la función de un departamento de recursos humanos es encontrar al candidato ideal y no de etiquetar a las personas.

La responsabilidad de proponer salidas a soluciones conflictivas en el trabajo corresponde directamente al jefe inmediato superior, el rol del departamento de recursos humanos debe ser únicamente una fuente de apoyo a la jefatura de dicha sección y no interferir con las decisiones tomadas por el responsable.

El propósito general es contar con equipos de trabajo integrados y que cumplan a cabalidad con sus tareas. Trabajamos mejor cuando comprendemos la naturaleza de las demás personas y las aceptamos.

Fuente: editorialalvarado.com

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